¿Qué te mereces?

¿Qué crees que te mereces? Sí, tú que me estás leyendo con esa voz que utilizas para leer por dentro: ¿qué mereces tener en tu vida y no tienes actualmente?

Y antes de que me cancelen los críticos de la meritocracia (que más adelante verán por qué utilicé el verbo «merecer»), reformulo la pregunta: ¿qué quieres, deseas, ansías tener en tu vida?

¿Un trabajo, bien remunerado, que te haga sentir satisfecho?

¿Una pareja con la que te sientas querido, amado, deseado?

¿Un cuerpo ejercitado, estéticamente bien trabajado?

¿Un grupo de amigos con los que contar?

¿Mejorar la relación con tu familia?

¿Estabilidad económica?

¿Sentirte bien físicamente?

¿Aumentar tu autoestima?

Si dijiste que sí a alguna (o varias) de las opciones anteriores, déjame decirte que no eres el único. Conversando con muchas personas, entre las que cuento amigos, compañeros, familiares, incluso en la consulta privada con las personas que atiendo, siempre, de una manera o de otra, salen estos temas a colación. Las anteriores listadas son sólo unas pocas aspiraciones de las muchas que puede haber, y aún así son las que más he escuchado.

Te digo algo: todos deberíamos tener la posibilidad de alcanzar eso que tanto queremos. En algunos casos será más rápido, en algunos otros costará un tanto más, otros muy (o no tan) puntuales quizá sea conveniente reformularlos para que sean más realistas y por lo tanto, alcanzables.

Sin embargo, quiero hacer énfasis en un punto en especial:

Hay personas que van por la vida recibiendo y aceptando lo que los demás les quieran dar, aunque no sea lo que hayan estado buscando, o aunque les haga daño o no sea lo que esperaban; lo aceptan porque creen que lo merecen: creen que no merecen más, que «no valen tanto» como otros. Les han hecho creer que NO merecen aquello que imaginan tener.

No pretendo, ni qué faltaba, que esta sea LA respuesta, sino más bien una de las respuestas posibles a este problema: creer que no nos merecemos algo, que no valemos lo suficiente como para alcanzar ciertas «cosas buenas» hace más probable que realmente no las tengamos.

Esto que planteo no tiene nada que ver con la “Ley de la atracción” simplemente creyendo que nos merecemos algo y por consiguiente el universo nos lo dará; por lo contrario: el primer paso es llegar a ser conscientes de que, probablemente, tengamos esa idea incrustada tan profundamente y es lo que contribuye a cómo nos va en la vida. Por lo tanto, buscar ayuda profesional para comenzar a analizartrabajar y modificar esto será el segundo paso; lo demás ya vendrá como consecuencia del proceso psicoterapéutico.

Si bien es cierto que hay más variables a tener en cuenta (como las condiciones sociales, económicas y políticas en las cuales estamos inmersos y las cuales difícilmente están bajo nuestro control) atender al aspecto individual que nos corresponde será un aliciente al cambio.

Deja un comentario