El psicólogo que realmente merezca su título debe estudiar, estudiar constantemente. La principal actividad que nos compete es analizar el comportamiento para intervenir sobre él. Y eso se logra leyendo, estudiando, investigando, practicando, supervisando.
Tenemos una responsabilidad con aquel que nos consulta, responsabilidad de ofrecer un servicio de calidad, cumpliendo criterios científicos y éticos; cumpliendo con la investidura que se nos ha otorgado (y la cual hemos elegido voluntariamente).
Soy tan tajante en esto que en ocasiones puede que se lea como un acto violento contra otros colegas. Si bien pueden ser aseveraciones rotundas, agresivas dirían otros, para nada son violentas.
Violencia sería hacer daño a un consultante al usar pseudoterapias.
Violencia sería hacerle perder tiempo que podría usar en una intervención eficaz y congruente en sí misma.
Violencia sería hacerle perder dinero, el cual no está en condiciones de tirarlo a la basura.
Violencia sería actuar negligentemente.
Eso SÍ sería violento.
Esto se ve, sino solucionando al menos menguado, a través del estudio y de abrirse a la opción de, tal vez, remotamente, asumir estar equivocado en lo que se sabe y se hace.
Somos psicólogos, somos profesionales. Comportémonos como tales.
Y al que no le guste que renuncie, porque en las universidades hay montones de estudiantes ansiosos de aprender y (si se me permite la redundancia) profesar su profesión responsablemente.